Tolerantes es ser en el triunfo o la derrota, así como en el esfuerzo o la indiferencia, igual que en lo académico, social o deportivo, pero sobre todo en lo moral, para que nos permita apreciar las cosas de manera natural. La persona que desarrolla la tolerancia, entendida como la capacidad humana de respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias, podrá asumir con mayor madurez los errores propios y podrá comprender los problemas que tienen las personas con las que convivimos diariamente.
Cuando estuve escribiendo sobre este tema, alguien me dijo: “Como seres humanos debemos tener una visión muy clara hacia dónde queremos ir, cómo deseamos transitar y cómo debemos llegar en tiempo y forma al destino que nos hemos propuesto en la vida”.
Para ser tolerante es necesario conocer al otro, es el respeto mutuo mediante el entendimiento mutuo. El miedo y la ignorancia son las raíces que causan la intolerancia y sus patrones pueden imprimirse en la psique humana desde muy temprana edad. También puede ser entendida desde la aceptación de que no todo es perfecto, ya que la tolerancia supone la aceptación de otras opiniones, situaciones y formas de vivir, supone un enriquecerse con lo que aporta la diversidad, una aceptación de los objetivos en proceso de consecución.
No se trata de quien tiene razón o de quien no la tiene, en virtud de estatus de autoridad social, sino de cual opinión es la mejor, dejando el ego a un lado, la tolerancia permite el flujo de ideas y el intercambio de puntos de vista distintos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario