Para que una crítica tenga valor, se requiere una actitud honesta, leal y sencilla, si algo nos disgusta o incomoda no hay porque escondernos, generar murmuraciones o crear conflictos, si deseamos que las cosas y las personas mejoren, lo correcto será acercarnos a los interesados y expresar abiertamente nuestro punto de vista, dispuestos a escuchar y a obtener un resultado provechoso para todos.
Hacer una crítica para ayudar a los demás es una actitud madura, responsable y llena de respeto por nuestros semejantes. La crítica más dura y severa la realizamos hacia las personas que conocemos y los lugares donde asistimos, Tal vez, al dar tu opinión hagas que la otra parte sienta cierto grado de vergüenza o incomodidad, No obstante, es muy distinto hacer sentir humillación y esto seguro será contraproducente a la intención de ofrecer una sincera crítica constructiva.
Por otra parte, recuerda mantener bajo control tus sentimientos, ya que suelen ser susceptibles a tendencias y predisposiciones que pueden desacreditarte. Sólo de esta manera evitarás la subjetividad.
Aprende a hacer una crítica y benefíciate del respeto que ganarás de los demás, si cada vez que alguien pide tu opinión acerca de algo, la crítica puede educar y depurar procesos. El valor de la crítica se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las personas involucradas en circunstancias o ambientes determinados, con actitud de respeto y sentido de colaboración.
Criticar a los demás es muy fácil, pero mirarse en el espejo y autocriticarse es lo mas difícil que se puede hacer, porque le corremos al resultado que podemos tener”.
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