La palabra es un instrumento de magia, pero también debemos interpretarlas como un arma de doble filo puede crear el sueño más bello o destruir todo lo que te rodea, y uno de esos filos es el uso erróneo que le damos, creando un infierno en vida. La palabra nos liberan o nos esclavizan, las palabras captan nuestra atención como un mensaje, entran en nuestras mentes donde las internalizamos y codificamos.
Con la palabra aprendemos a comunicarnos con aquellas partes de nosotros que tienen las respuestas a nuestras situaciones y que están ahí para conducirnos y guiarnos de la forma más conveniente hacia nuestro mayor bien.
Cada palabra, como cada acción embellece, cada palabra y cada silencio siembra y levanta ilusiones. En cada palabra el pensamiento positivo y todo lo que expresamos para bien, puede ayudar a cualquier persona a sanar o mejorar su calidad de vida, si a veces es difícil, y cuando nos enfadarnos o peleamos en voz muy alta, nuestra palabra pierde la esencia de vida.
Si tuviéramos conciencia del poder de la palabra, nuestro mundo sería lo que soñamos.
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