También es un sentimiento fácil de reconocer, acoge el alma y cuida del otro.
Es la fuerza última que nos une por encima del rencor, el temor. Sus raíces emanan del rincón supremo en donde se gesta la energía del universo, es energía inmortal e indestructible ya que su característica principal radica en regenerar, por esta razón siempre tiene la última palabra frente al desamor o la traición.
Es la fuerza última que nos une por encima del rencor, el temor. Sus raíces emanan del rincón supremo en donde se gesta la energía del universo, es energía inmortal e indestructible ya que su característica principal radica en regenerar, por esta razón siempre tiene la última palabra frente al desamor o la traición.
El amor nos permite percibir el aroma de lo invisible, nos muestra la función de la vida, pule nuestros sentidos para deleitarnos con sus acciones, repara lo agrietado, florece lo devastado, es música, suma, renueva, es líquido nutritivo del que continuamente estamos sedientos, está inmerso en el viento y genera oportunidades.
La vida sin amor no es vida, el cielo no tendría sentido, los ángeles no fuesen nada, las flores seria incoloras y no olerían a nada, la canción no existiría, los abrazos no tendrían en quien reposar. La vida si amor es como una sopa boba, un helado sin sabor y sin aderezos, el beso seria una mueca y los amantes solo aparecerían en las clases de historia, definitivamente la vida sin amor no tiene sentido.
“El amor nos hace vivir en sincronía con Dios, nos conecta con su fuerza de forma tangible. Es lo que hace posible la vida y la oportunidad de descubrirla”.
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